Como comenté en un post antiguo, voy a hablar un poco sobre mis contactos
online, que viene ni que pintado a la purga que hice ayer (de más de cien a apenas una treintena, siendo algo generoso).
He formado un
grupito bastante
heterogéneo de gente de los
chats. Como comenté, suelo añadir a los que no buscan sexo, o no sólo eso en
algún caso, pero que me den algunos motivos como para desarrollar algo más allá de las salas de conversación. Si supiesen que en realidad me pongo las gafas de
Risto y los selecciono tan crudamente...
XDAun así, ¿cómo seleccionar a los contactos que tengan ese factor X con
tan solo las 3 preguntas de protocolo: edad, sitio y qué buscas? Pues me pasa que les intento tirar de la lengua en otros aspectos, o tomamos una conversación
subrealista a ver su sentido del humor. Pero esto no es infalible: aun en casos que hayamos hablado mucho en el
chat, ha pasado que al enseñar foto o
cam inocentemente se
desconecten súbitamente (por problemas de luz supongo... porque no dejan ni siquiera una despedida al estilo: "no me pones
pálot", "te conozco", "soy
Leticia Sabater", "anda y tira
pa' tu pueblo"...).
Pero en fin, a veces el milagro ocurre y podemos estar 2 o 3 días hablando de las cosas más
intrascendentes, o que te lleguen al alma rememorando lo muy mucho o muy poco feliz que has sido hasta conocerle... hasta que el hábito, ese no salirte las palabras, la ausencia, o directamente la indiferencia cuando le ves conectándose al cabo del tiempo hace que resulte cierto ese dicho popular
gay: "los contactos del
chat duran tan poco...".
Eso hace que termines preguntándote qué hace tanta gente extraña ahí, sin hablar, esperando qué evento por tu parte, ¿hablarte?, si ni siquiera me contestas, o si lo haces es de una forma que me pregunte por qué hemos dejado de hablar, en qué momento perdimos el interés... Ya no tengo pretensiones de entrenador
Pokémon, y aunque me hubiese emocionado al principio
almacenar gente, y más gente, en un ataque por no sentirme tan solo aun rodeado de tantos, no pude darme cuenta más tarde de lo que realmente me quita la soledad son esos
verdaderos contactos.
Esos a los que puedes hablar cuando sea, de lo que sea, de tu felicidad o tus desgracias, y están ahí para apoyarte, para decirte un "hola, que me voy y no me quería olvidar de
ti", que no hace falta hablar de nada para notar que están al otro lado. Que posiblemente los ignoras un poquito, pero los ves conectados y ya te sientes acompañado. Es como si vas a tomar café con un grupo enorme, y sólo puedes hablar con los que te has sentado al lado por el ruido ensordecedor, pero los ves en frente, y con tan sólo con una mueca, notas esa complicidad que al final sabes que necesitabas cuando te quedas tirado en el bar.
Pues de ellos (y de sus hechos) os hablaré, si me dejan ;)